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miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿Qué peligros representa Monsanto para República Dominicana y el mundo?



Monsanto es una empresa históricamente inescrupulosa que lo único que procura son beneficios multimillonarios sin importar el daño al medioambiente, a la vida humana y animal que pudiera ocasionar con sus productos. Es un emporio cuyo objetivo es crear un monopolio mundial de los alimentos, haciendo dependiente a los agricultores sólo de sus productos, tanto semillas transgénicas como los herbicidas, eliminando las semillas originarias de los pueblos al contaminar los campos, pues se produce contaminación por polinización de cultivos tradicionales con cultivos transgénicos, tornando transgénico todo lo que se produzca en una misma zona o región. “Los esfuerzos por aislar cultivos transgénicos de otros cultivos, por separación, son incapaces de prevenir la contaminación, aun acompañados de serias medidas de refuerzo y procedimientos de control de calidad”, señala Greenpeace Internacional en uno de sus informes. Monsanto se opone a la producción, conservación e intercambio de semillas nativas por parte de los agricultores, los cuales son fácilmente demandados pudiendo perder sus tierras. La introducción de las semillas de Monsanto, en cualquier economía, significa el despido masivo de agricultores, pues el cultivo de transgénicos demanda menos mano de obra, además de que la tierra queda en manos de pocas personas. Por ejemplo, en Uruguay, el 1% de la población es dueña del 80% de la tierra (datos de “La amenaza de los transgénicos”, informe especial de Noticias Aliadas). Además de que para la periodista e investigadora Marie-Monique Robin, con Monsanto, la agricultura queda en manos de personas que no son agricultores, es decir, inversionistas o dueños del capital financiero. Sin embargo, el daño mayor es a la salud. Los agroquímicos que llevan dentro los transgénicos, como el Roundup de Monsanto, cuyo principio activo es el Glifosato, aumenta el riesgo de padecer cáncer. Otras investigaciones han demostrado que la transferencia de genes de un cultivo a otro, puede provocar alergias y otras enfermedades.
“Lo que está en juego con los transgénicos es que nuestro país va a ser dependiente de una transnacional externa que va a proveernos de las semillas y los herbicidas”, Sancha Barrios, Perú
¿Por qué nadie detiene a Monsanto?
Porque es una transnacional muy poderosa con ramificaciones y socios en los estamentos de poder y decisión de las principales economías del mundo. Sus principales ejecutivos, como Michael Taylor, también han sido ejecutivos de importantes organismos encargados de regular el comercio, la agricultura y la alimentación en Estados Unidos, entre ellas la Food and Drug Administration (FDA), incluso, algunos informes de esta entidad que favorecían a los transgénicos o los consideraba inocuos, fueron elaborados durante la estancia de Taylor en la FDA, en la que fue su asesor legal.
¿Cómo se puede defender República Dominicana y otros países de los transgénicos?
Los gobiernos socialmente responsables pueden aplicar el Principio de Precaución de 1998 contenido en la Declaración de Wingspread, que reza: “Cuando una actividad representa una amenaza para la salud humana o para el medioambiente, deben tomarse medidas precautorias aún cuando algunas relaciones de causa y efecto no hayan sido totalmente determinadas de manera científica”. Este Principio de Precaución se puede adoptar tanto para la implementación de la agricultura, así como en la importación de productos alimenticios y ayudas humanitarias contentivas de alimentos transgénicos.
“La soja es el principal cultivo transgénico introducido en América Latina. Más del 30% de la soja producida en Brasil ha sido modificada genéticamente, en el caso de Paraguay un 80% y en el de Argentina un  casi del 100%”
Las asociaciones campesinas e indígenas de América Latina recomiendan la agricultura orgánica no certificada para combatir y resistir los transgénicos. Hacen la salvedad de “no certificada”, porque según éstas, las empresas semilleras, entre las que se encuentran Monsanto, Aventis, Syngenta, BASF, Dupont y Dow, están expandiendo sus inversiones a la agricultura orgánica, por entender que esta tiene un gran futuro económico, tras la estampida de los consumidores informados y educados hacia productos libres de sus tóxicos.

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